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Roban 80 bicicletas de alta gama en la tienda LTM Racing de Madrid

La mañana del lunes día 5 de octubre se convirtió en la peor de 25 años de trayectoria de la empresa familiar LTM Racing, una tienda de ciclismo de San Sebastián de los Reyes, en Madrid. LTM Racing se fundó hace 25 años por los responsables de Bike Comp, distribuidores de la marca Santa Cruz para el mercado español. Empezaron como un pequeño negocio en el centro de Madrid hasta que en 2013 se mudaron a un local de 500 metros cuadrados y ya en 2017 se ubicaron en la actual nave de 1.000 metros. Al abrir la tienda el personal y propietarios la encontraron vacía, con un agujero enorme en la pared, de aproximadamente dos metros cuadrados que daba a la nave industrial que queda justo al lado y por el que habían sustraído 80 bicicletas de gama alta de las marcas Yeti, Ibis, Santa Cruz y otras marcas, además de mucho material. Cuadros de carbono, horquillas, cascos y prácticamente todo lo que encontraron en la tienda. La policía calcula que los ladrones, al menos 3 personas, abrieron el butró

Cuidado con usar la palabra "flashmob" (c)

Porque es una marca registrada.

Esto es una curiosidad. Más que otra cosa. No tiene nada de raro, salvo por la sorpresa que produce saber que, en España, alguien tuvo la inteligente idea de registrar, como marca comercial "denominativa, sin signos distintivos", en 2011, la palabra flasmob (marca registrada que se usa en este post como dato informativo).


Y que dado que la Oficina de Patentes y Marcas no detectó nada en contra de su registro, entiendo que no estando en la onda de la modernidad de la segunda década del siglo XXI, no la habrán reconocido como un término genérico (vamos, que sería como registrar la palabra blog, por ejemplo), concediendo así a D. Ricardo Ruymán, parte integrante del conocido y popular duo canario Rudy y Ruyman, el beneplácito de su explotación comercial.

A mí, que me lo expliquen, pero indistintamente de la opinión de cada quien y mucho menos de la mía, hay que reconocer que fue una jugada monumental, ingeniosa, hábil. Hay que ser un listo, un espabilado, pero a lo canario, me refiero aquí no a gente con maldad sino a gente con la mente despierta y don para detectar la oportunidad, para en 2011 registrar en España un término ideado en 2002 y empezado a usar en 2003 por algunas tiendas norteamericanas para organizar... una coreografía multitudinaria semi-improvisada. Cosa que tan de moda estuvo durante algunos años. Entiendo que hasta 2011, cuando ya había que pagar unos royalties por usarla. Y aquí queda la anécdota. Una curiosidad más de la internete.

Pero esto tiene un fin. Legítimo. Y es que un abogado experto en patentes y marcas audite, cual guarda de seguridad, el uso de la señalada. Porque es la manera de monetizar este tipo de negocios. Cuando un tercero la va a usar, inocente e ignorante, para promocionar una tienda, por ejemplo, o para un evento (ya que se registra en la clase 38, telecomunicaciones, y en la clase 41, eventos, formación y bla-bla-bla) pues quien se encarga de que la susodicha, esa palabra que identifica la acción de realizar una coreografía multitudinaria, sea productiva, te manda un requerimiento o como se llame el papelote para, o dejas de usarla en un plazo equis o pagas los debidos réditos.

Hasta aquí todo normal. Nada criticable. De estas anécdotas hay muchas. Hay especialistas en sacar partido a los nominativos más novedosos y a la falta de modernidad de una OEPM aún en el siglo XX. Hombre, duele un poco según quien reciba la notificación, pero en fin, cada negocio pone las líneas rojas que cree conveniente. En su derecho están.

Chicos, felicidades por esta genialidad.

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