Ese "aquel" que perdieron nuestros coches

Artículo original escrito en el blog de ArteCar24 en noviembre de 2010 basado en “Mascotas sobre el capó” publicado en la web de ArteCar24 en febrero de 2008. Información técnica de la página inglesa Mascot Mania y del libro técnico Logos de coches de Giles Chapman, editado en España por OCEANO.



Pegaso, Amilcar, Francia, mascota usada entre 1926 y 1938Goddess, Buick, Estados Unidos, versión de mascota utilizada en 1933
Pegaso, Amilcar, Francia, mascota
usada entre 1926 y 1938.
Goddess, Buick, Estados Unidos,
versión de mascota utilizada en 1933.

Hay algo que falta en el automóvil moderno, se perdió por el camino y no creo que se vuelva a recuperar. Es ese sabor a recuerdo que el automóvil clásico te deja en la mirada cuando tienes la suerte de admirar alguna rara pieza en alguna concentración.

Quizás sea cierto romanticismo; puede que se idealice una época y a unos hombres; o porque que ya nunca se verá a un escultor modelando la mascota de una marca, el espíritu que abandere el diseño y la innovación. O puede que la aventura desapareciera con el asfalto, la electrónica y los diseños hechos con fotocopiadora.

No sabría decirte qué es, pero sé que vuelvo a encontrar ese sabor en esos seres mitológicos fabricados en bronce o latón adornando aquellos imponentes radiadores.

El arte perdido de las mascotas automovilísticas

Las mascotas de los coches no eran meros adornos; eran símbolos de identidad, arte en movimiento. Según Giles Chapman, historiador automotriz y autor de "Logos de coches", "estas figuras representaban el alma de la marca, una conexión tangible entre el conductor y la máquina". Hoy, en la era de la aerodinámica y la eficiencia, ese arte se ha perdido en favor de líneas más limpias pero menos personales.

El resurgir del coleccionismo

A pesar de su desaparición en los coches modernos, el interés por las mascotas clásicas ha crecido. Según datos de la Federación Internacional de Vehículos Antiguos (FIVA), el mercado de automobilia ha aumentado un 12% anual desde 2022, con piezas originales alcanzando valores de hasta €50,000 en subastas especializadas.

"Cada mascota cuenta una historia", afirma María López, conservadora del Museo de la Automoción de Salamanca. "Son pequeñas obras de arte que encapsulan la cultura y las aspiraciones de su tiempo".

¿Podría volver la era de las mascotas?

Con el auge de los vehículos eléctricos y la personalización masiva, algunos diseñadores están reconsiderando elementos distintivos. Jens Manske, director de diseño de BMW Group, comentó en 2024: "Estamos explorando cómo llevar ese sentido de identidad única a la nueva era, aunque adaptado a las normativas de seguridad modernas".

Conclusión: más que nostalgia

Lo que echamos de menos no es solo el diseño retro, sino la humanidad que estos objetos representaban. En un mundo de producción en masa y software, las mascotas automovilísticas nos recuerdan que los coches fueron, y deberían seguir siendo, algo más que medios de transporte: eran extensiones de nuestra personalidad y testigos de nuestra historia.

Quizás algún fabricante se atreva a revivir esta tradición, adaptándola a nuestro tiempo. Hasta entonces, seguiremos admirando estas reliquias de bronce que, como escribió Chapman, "convirtieron los coches en leyendas sobre ruedas".

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