Es muy probable que este artículo no lo lea prácticamente nadie, porque Google no quiere
Y no lo digo por victimismo, ni por provocación. Lo digo porque Google ha decidido que este blog no merece ser indexado. Literalmente. Después de años escribiendo y publicando más de 200 artículos originales, personales, reflexivos y completamente libres de IA, plagios o clickbait, Google ha optado por invisibilizarlo. No penalizarlo técnicamente. No degradarlo. Simplemente no incluirlo. Como si no existiera. Como si todo este esfuerzo, todo este pensamiento, no fuera siquiera digno de figurar en su índice.

Este es un caso real y documentado. Mi blog estuvo indexado durante años, pasó por una etapa bajo subdominio de Blogger, y desde hace un año opera bajo el dominio propio angelnoes.es. Durante ese tiempo, tras una reindexación inicial exitosa en Search Console, las páginas comenzaron a desaparecer del índice, como si Google las estuviera borrando metódicamente. Hoy, de más de 200 artículos, Google apenas muestra tres en sus resultados: dos entradas y la home.
¿Qué dice Google?
Tras contactar con el soporte oficial de Blogger (sí, existe y responden), me ofrecen una explicación tan aséptica como inverosímil. Copio textualmente una parte significativa de su respuesta:
"‘Descubierto pero no indexado’ significa que Google sabe de la existencia de esa página y la ha rastreado, pero decide no indexarla. Esto suele suceder cuando Google no tiene suficiente confianza en la calidad de una página [...] Google dijo que quiere rastrear e indexar menos páginas [...] la indexación no está garantizada."
En otras palabras: Google ha leído tu contenido, lo ha procesado, y ha decidido que no merece aparecer. No porque incumpla sus directrices. No porque tenga errores. No porque haya spam o contenido engañoso. Sino porque no tiene suficiente confianza en su calidad.
¿Y cómo se define esa "calidad"? ¿En base a qué criterios se decide que un texto no tiene el nivel suficiente como para ser incluido en el mayor índice de información del mundo? Silencio. Misterio. Criterios opacos. Una caja negra que decide qué merece existir digitalmente y qué no.
¿Realmente importa la calidad?
No me lo invento. Llevo años observando, con otros proyectos como nevernesstoeverness.com, cómo Google indexa de forma prioritaria páginas con contenido irrelevante, vacío o automatizado, siempre y cuando estén alojadas en dominios de gran autoridad. Sitios corporativos, medios de comunicación, páginas de afiliados con millones de visitas que dicen lo mismo, una y otra vez, disfrazado de SEO.
Mientras tanto, proyectos independientes, con ideas, con lenguaje, con originalidad, quedan sepultados bajo toneladas de mediocridad reciclada.
Escribí sobre esto hace tiempo en este artículo, y no puedo más que reafirmarlo: Google no premia la calidad, premia la autoridad estructural. Premia lo estable. Premia lo predecible. Premia lo que genera tráfico masivo y clics en anuncios. Y eso tiene consecuencias graves.
Google como censor invisible
Cuando Google decide no indexar una página, lo que hace en la práctica es borrar su existencia de Internet para la mayoría de los usuarios. En un entorno donde Google concentra más del 90% de las búsquedas, no estar indexado equivale a no existir. Y esto ya no es una cuestión de posicionamiento o de SEO. Es una cuestión de visibilidad, de libertad, de acceso a la diversidad de voces.
Que Google oculte contenido no por dañino, ni por erróneo, sino por “no confiable” según criterios arbitrarios es peligrosísimo. Y lo peor es que ya ni siquiera tiene que penalizarte activamente. Basta con ignorarte, con no incluirte. No hay castigo que puedas revertir, ni error que puedas corregir. Solo hay una decisión algorítmica que te convierte en irrelevante.
Esto no es útil para los usuarios. Es útil para Google. Porque lo que aparece en los resultados ya no es lo más interesante, lo más profundo o lo más provocador, sino lo más rentable, lo más neutralizado, lo más estándar. Y en esa homogeneización, la web libre está muriendo. Cada vez se parece más a un catálogo publicitario global, donde los pequeños creadores no caben.
¿Qué hacer?
No tengo una solución definitiva. Solo tengo la necesidad de dejar constancia. De escribir, aunque no lo lean. De seguir publicando, aunque no se indexe. Porque si dejamos que la única medida de valor sea la visibilidad que Google nos otorga, estamos perdidos.
Quizás este artículo no lo lea nadie. Quizás sea otra entrada más, condenada al limbo del “rastreada pero no indexada”. Pero al menos quedará aquí. Por si alguien, algún día, lo encuentra.
Aunque Google no quiera.
Comentarios
Publicar un comentario