Greenpeace nos asusta con otra de sus alarmantes noticias: el 80% de los residuos van al vertedero

reciclar, reutilizar y reducir

Reutilizar, reciclar y reducir: un recuerdo del pasado para un futuro sostenible

Inspirado por el informe de Greenpeace sobre la alarmante tasa de residuos que van a parar a vertederos en España, este artículo busca ir más allá de las frías estadísticas y conectar con la historia personal y colectiva.

Conectar con mi abuela, para ser más preciso. Y no, no vamos a hacer una sesión de espiritismo, tranquilito, bro.

Según la organización ecologista en un reciente informe publicado y difundido ampliamente por distintos medios, el 80% de residuos en España sigue yendo al vertedero y solo se recicla el 20%. El informe critica la gestión de residuos en España y pide al gobierno que tome medidas para aumentar la tasa de reciclaje.

La cuestión que tenemos por un lado a los bros del wokismo poniendo el grito en el cielo mientras piden su café en Starbucks y luego tiran el envase en cualquier papelera. Y por el otro a los negacionistas de todo, porque sí, porque hay que ir contra todo incluso si no sabes contra qué vas.

Y yo, como siempre, en el medio, equidistante, acordándome de mi abuela.

Mi abuela, nacida en una época de escasez y austeridad, justo antes de la Primera Guerra Mundial,, era una maestra del "reutilizar, reciclar y reducir". Como lo era cualquiera en aquella época. No es que ella fuera especial y diferente. Pero es a quien tengo en mis recuerdos. Y era una maestra del concepto "basura cero" mucho antes de que estas palabras se convirtieran en un mantra ecologista, ella las vivía a diario. Insisto, ella y toda su generación. Todo servía, nada se tiraba.

Conste aquí que mis recuerdos son de cuando ella ya tenía más de 70 años, en la década de los 70s y 80s del pasado siglo XX. Es decir, en plena efervescencia del cortoplacismo consumista. Un momento donde ella seguía haciendo las cosas como se habían hecho toda la vida. Porque así debían hacerse.

  • Compraba legumbres en cartuchos de papel que luego usaba para encender la chimenea o para hacer compostaje.
  • Las botellas de refresco de vidrio se retornaban en la tienda del pueblo, donde se lavaban y rellenaban. 
  • Los botes de pintura vacíos se convertían en macetas o en recipientes para guardar herramientas.
  • Los frascos de cristal se reutilizaban para almacenar mermeladas, conservas o incluso tornillos.
  • Las cajas de galletas de metal se transformaban en costureros o cajas de almacenamiento.

Es posible que si tienes 40, 50 ó 60 años hoy, mientras lees, estos mismos recuerdos los tengas tú de tu abuela o de tu padre o madre.

La filosofía era simple: nada se tira, todo se aprovecha.

Cada objeto tenía una segunda, tercera o incluso cuarta vida. En su mundo, la basura no existía, solo recursos valiosos que podían ser reutilizados de forma creativa e ingeniosa.

Lejos de ser una simple anécdota familiar, la historia de mi abuela refleja una realidad compartida por muchas generaciones.

En un pasado no tan lejano, la reutilización, el reciclaje y la reducción eran prácticas cotidianas, no solo por necesidad (aunque principalmente, tampoco vamos a ser ingenuos), sino también por una profunda conexión con el valor de las cosas y el respeto por el medio ambiente.

Lamentablemente, con la llegada de la sociedad de consumo y la obsolescencia programada, estas prácticas se fueron perdiendo. La comodidad y la abundancia nos han hecho olvidar la importancia de aprovechar al máximo los recursos y de generar la menor cantidad posible de residuos.

Sin embargo, hoy en día, ante la crisis ambiental que enfrentamos, es más urgente que nunca recuperar la sabiduría de nuestros antepasados.

El informe de Greenpeace nos recuerda que el 80% de los residuos en España va a parar a vertederos, mientras que solo se recicla el 20%. Esta situación es insostenible y nos exige un cambio radical en nuestros hábitos de consumo.

Lo que para ti es basura por una mera cuestión de concepto, es en realidad un recurso desaprovechado.

Reutilizar, reciclar y reducir no son solo consignas vacías, son acciones concretas que cada uno de nosotros puede llevar a cabo para reducir nuestra huella ecológica.

Aquí te dejo algunas ideas para empezar:

  • Compra productos con menos envases y embalajes.
  • Elige productos duraderos y reparables.
  • Reutiliza bolsas de tela o mochilas en lugar de bolsas de plástico.
  • Repara tus objetos en lugar de tirarlos.
  • Dona la ropa que ya no uses.
  • Composta tus residuos orgánicos.
  • Apoya a empresas y negocios que sean sostenibles.

Recuperar las prácticas de reutilización, reciclaje y reducción no solo nos ayudará a proteger el planeta, sino que también nos reconectará con una forma de vida más consciente, responsable y creativa.

Consumir y desechar para reiniciar ese mismo ciclo ya se ha demostrado con creces que no hace feliz a nadie más allá de un breve instante.

Sin embargo, hacerlo por ti mismo, hacerlo con tus manos, crear algo nuevo, es algo que te llena de manera extraordinaria como persona. Pero también es cierto que es algo que sabrás cuando tú mismo, o misma, o misme, o mismi, o mismu, lo que prefieras, lo hagas.

Al igual que mi abuela, podemos convertirnos en maestros de la reducción de residuos, demostrando que la sostenibilidad no es una moda pasajera, sino una forma de vida necesaria para el futuro de nuestro planeta.

Recuerda que, al igual que la historia de mi abuela, este artículo también forma parte de un movimiento colectivo. Comparte este mensaje con tus amigos, familiares y comunidad.

Juntos, podemos construir un futuro más verde y sostenible.

¡Ah! Y no lo hagas por un rollo político ni por comprar los discursos interesados de Greenpeace ni de la izquierda woke y falsaria ni lo hagas por un cambio climático que puede que sí o puede que no.

Hazlo por ti.

Hazlo por una cuestión de optimización de recursos. La cosa más liberal y capitalista que hay en este mundo globalizado. Después de todo no hay nada más de izquierdas que el derroche, ¿no?

¡Y recuerda que pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden tener un gran impacto en el medio ambiente cuando se suman a otros pequeños cambios en hábitos de otras personas!

Nuestro poder, en conjunto, es enorme. Si queremos.

Comentarios