¡Qué hago yo aquí!

Corredor en carrera

¿Qué hago yo aquí? Es que es inevitable que esa sea la primera pregunta. ¿A dónde voy a ir yo a correr, con toda esta gente que está fuerte? ¡Usa el sentido común, mi niño! ¡Qué ya estás cerca de los cincuenta, hombre! ¡Sé serio, coño! Las motivaciones negativas son tantas como las que tu cerebro sea capaz de argumentar. Al final se trata de quedarte en esa zona de confort. Esa geolocalización de tu cabeza donde te sientes seguro, aunque duela (o no duela), un sitio tuyo que lo es casi tanto como de los que te ven y quieren que te desenvuelvas ahí, porque ahí te definen, te etiquetan, eres un elemento controlable y tangible. Y el versus es solamente uno, romper la rutina y colarte por la grieta entre todas tus realidades. Más allá de lo poético y resumiendo, dejar de pensar en lo que puedes hacer y sólo hacerlo. Así que allá va el último, con el reto de llegar, de correr, de hacer, de poder. Ahora un paso, ahora un Strava, ahora tres brincos sobre las piedras, ahora un pulsómetro, ahora un resbalón, ahora un "arriba perezoso que ya son las ocho y tienes que ir a correr".

La ciencia detrás de empezar

Lo que comenzó como una pregunta existencial se ha convertido en una pasión que ha transformado mi perspectiva sobre el envejecimiento y las capacidades personales. Según datos de 2024 de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, la participación en carreras populares entre personas de 45 a 55 años ha aumentado un 28% desde 2022, demostrando que no soy el único que descubre el running en la madurez. "El running no es solo un deporte, es una herramienta de transformación personal que permite redescubrir capacidades físicas y mentales que creíamos perdidas con la edad" Dr. Carlos Macías, Director del Instituto Español de Medicina Deportiva

La geografía mental del corredor maduro

Esa zona de confort de la que hablaba no es solo psicológica - tiene bases neurológicas muy concretas. Nuestro cerebro prefiere la predictibilidad, incluso cuando ésta nos limita. Al iniciar cualquier actividad nueva después de los cuarenta, enfrentamos una batalla contra patrones neuronales establecidos durante décadas. Cada vez que calzo las zapatillas y salgo a la calle, estoy literalmente reconfigurando mi cerebro. Los estudios más recientes en neuroplasticidad demuestran que el ejercicio aeróbico regular como el running estimula la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), esencial para la formación de nuevas conexiones neuronales.

Los números que respaldan el cambio

Las estadísticas actualizadas son reveladoras: según el último informe del Observatorio del Running 2024, el 65% de los nuevos corredores tienen entre 40 y 55 años. Además, el 78% de estos corredores principiantes mantienen la práctica al menos tres veces por semana después de seis meses, desmontando el mito de que a cierta edad nos cuesta más adquirir nuevos hábitos. Más significativo aún: el 92% reporta mejoras significativas en su calidad de vida, no solo física sino mental. La ansiedad y el estrés disminuyen en un 47% entre quienes corren regularmente, según datos del Colegio Oficial de Psicólogos. "Nunca es demasiado tarde para empezar a correr. Los beneficios cardiovasculares y metabólicos son evidentes incluso cuando se inicia la práctica después de los 50 años" Dra. Elena Martínez, Jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz

La comunidad invisible

Lo que no mencioné en aquel texto original era la red de apoyo que se construye casi sin darte cuenta. No estoy solo, efectivamente, pero ahora comprendo que esta soledad combatida tiene muchas dimensiones. Está la comunidad digital - esas aplicaciones donde compartimos rutas y progresos. Están los encuentros fortuitos a las siete de la mañana con otros corredores, ese reconocimiento silencioso de quienes también han decidido que hoy es un buen día para desafiar sus propias narrativas. Pero especialmente está ese descubrimiento de que tu cuerpo, ese que creías conocer tan bien, tiene todavía capacidades sorprendentes. A los cincuenta y tantos, cada kilómetro conquistado sabe a victoria personal, a territorio reconquistado.

El equipo como extensión de la voluntad

La tecnología ha evolucionado notablemente desde aquellos primeros días. Donde antes tenía un simple pulsómetro, ahora tengo dispositivos que me ayudan a entender no solo mi ritmo cardíaco, sino mi eficiencia de carrera, mi tiempo de contacto con el suelo, mi oscilación vertical. Estos datos no son frialdad numérica - son el lenguaje mediante el cual mi cuerpo me dice cómo está, qué necesita, hacia dónde puede ir. Pero la esencia permanece inalterada: un paso, otro paso, un paso, otro paso. La tecnología puede optimizar el proceso, pero el trabajo fundamental sigue siendo el mismo movimiento ancestral que hemos practicado como especie durante milenios. "Los corredores masters representan el segmento de mayor crecimiento en nuestro deporte. Traen consigo una mentalidad diferente, más enfocada en el bienestar integral que en la competencia" Javier Gómez, Director de la Escuela Española de Entrenadores de Atletismo

La transformación silenciosa

Lo que comenzó como un desafío puntual se ha convertido en una metáfora de cómo quiero abordar esta etapa de mi vida. Ya no se trata de aquella carrera específica, sino de la carrera diaria contra mis propias limitaciones autoimpuestas. Cada salida es una pequeña victoria contra el "no puedo", contra el "qué dirán", contra el "ya es tarde". Los números en la aplicación importan menos que la sensación de seguir avanzando, de saber que todavía hay caminos por explorar y capacidades por descubrir. A mis cincuenta y tantos, corro no para ser más joven, sino para ser completamente quien soy ahora, con todas las experiencias acumuladas y con la curiosidad intacta. Y que uno, con tanta suerte que tiene, no está solo. No estoy solo. Porque detrás está esa comunidad invisible de corredores maduros que hemos descubierto que el verdadero destino no es la línea de meta, sino cada paso que nos lleva hacia ella. ¡Vamos allá! Un paso, otro paso, un paso, otro paso, un paso...

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Decálogo ideológico de este blog:
Dignidad, palabra y criterio.

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